miércoles, 16 de septiembre de 2009

REVISIÓN CRÍTICA DEL CINE ESPAÑOL VIII


Las mónadas (II)

Un bigote para dos (Tono y Miguel Mihura, 1940)


SINOPSIS: La voz de la conciencia aconseja muy seriamente a Enriqueto sobre su obligación de casarse con la actrz Manolita. Pero Enriqueto, pese a su proverbial pobreza y a la acomodada situación económica de Manolita, no ama a la actriz porque tiene una voz de barítono.
Mientras, D. Isebuto, el empresario del teatro, recrimina a Manolita por esa voz, que no le gusta al público y, al tiempo, tiene que discutir con el apuntador que está harto de vivir en su concha. Lili, que tiene una hija gorda más vieja que su madre, recibe los halagos de dos hermanos gemelos, envidiosos del bigote de Enriqueto, del que también ella está enamorada.

A Enriqueto le toca la lotería y, después de flirtear con Lilí, utiliza su influencia de nuevo rico para que el empresario emplee a su amiga en los lavabos del teatro.
Como Lili no cumple con su trabajo, porque prefiere irse a la verbena a beber agua con Enriqueto, el empresario, el apuntador y el bombero del teatro deciden resolver el problema ofreciéndole el papel de domador de fieras pues seguro que le gusta más.

Eloisa envidia a Lili, porque siempre está bebiendo agua con Enriqueto, pero se consuela coqueteando con uno de los gemelos que ya no desea a Lili. Manolita, con angustia, recibe un anónimo en el que se le comunica la inminente boda de Enriqueto y Lili.


Lili se va a los toros con el empresario y vuelve con un cochero y muchos lazos. Enriqueto se desespera porque no tiene dinero para tanto gasto. La voz de la conciencia insiste en sus consejos, recordándole a Enriqueto que Lili se ha marchado de nuevo, esta vez con dos cocheros.
Manolita visita al desgraciado Enriqueto. Pero ahora, después de operarse, ha perdido su voz de baritono y habla a su amado de forma dulce y cariñosa. La pareja se declara amor eterno.., pero entre ellos se interpone Lili.

Más tarde, la cocinera y el criado transportan unos pesados fardos, en los que van los trozos del cuerpo mutilado de la casquivana Lili. El luctuoso hecho aparece en los periódicos y es leído en público en los camerinos del teatro. Sin embargo, cuando la pareja de enamorados asesinos visitan a sus antiguos amigos en el escenario, todos juntos beben vino, cantan y celebran que Manolita tenga voz de niña y que el bigote de Enriqueto, que antes fue para dos, ahora sea sólo para ella.


No existe la prueba documental de que Guy Debord hubiese visto esta película de Tono y Miguel Mihura, pero es bastante probable que lo hiciese y de que en ella encontrase la inspiración para la práctica situacionista del detournement. (También se ha apuntado la posibilidad de un visionado de los Celuloides Rancios de Jardiel Poncela en los estudios de Joinville, en París).

En 1940 Tono y Mihura, bajo producción de CIFESA, realizaron una "película estúpida" (así aparecía reseñada en la publicidad), que en realidad es un experimento sobre la importancia de la banda de sonido en la recepción de las imágenes. O como dicen otros teóricos, restándole importancia, un experimento cómico con el doblaje.

Los escritores cambiaron los diálogos de la película austriaca Melodias inmortales (Unsterbliche melodien, Heinz Paul, 1935), creando la disparatada historia narrada en la sinopsis. La censura aprobó la película sin ningún corte y con la calificación "apta para todos los públicos". De la película se tiraron diez copias y se mantuvo al menos dos semanas en cartel. Tuvo bastante éxito de crítica. Después de hacer esta película, Tono y Mihura no tuvieron más remedio que fundar La Codorniz y dar rienda suelta a sus apasionantes desvarios.

Huelga decir que esta película está desaparecida y no se conserva ninguna copia. Desde el momento de su estreno nadie ha podido volver a verla. Lo cual nos deja más huérfanos todavía. Necesitamos ese tipo de películas para recuperar el amor propio.

Huelga decir que la mayoría de la información la he sacado del libro Miguel Mihura en el infierno del cine, de Fernando Lara y de Eduardo Rodríguez Merchán, editado por el Festival Internacional de Cine de Valladolid en 1990.

P.D.: La sinopsis está sacada de una copia mecanografiada de los diálogos, que los autores Rodríguez Merchán y Fernando Lara les fue dada por Jerónimo Mihura, el hermano del dramaturgo. Jerónimo Mihura lleva muerto ya 19 años. Esperemos que su archivo, su acervo, se haya conservado en alguna parte y no haya acabado en la basura. Y así, poder leer algún día los diálogos completos de la película.

P.D: En el hipotético caso de que se recupere el diálogo de esta película del archivo perdido de Jerónimo Mihura, y en el hipotético caso de que subsista alguna copia de la película austriaca, no se podría acaso...

3 comentarios:

Luis E. Parés dijo...

Algunas de las críticas:

* "El más insospechado y alegre espectáculo que pueda imaginarse" Rafael Gil en El Alcázar.
* "Un verdadero acontecimiento artístico y uno de los mayores éxitos de público que recuerda el cine español. La gracia disparatada de los creadores de los 'Diálogos estúpidos' al ser vertida al cinematógrafo alcanza su más alta valoración hilarante", Radiocinema.
* "El diálogo, al estilo del novísimo humor, basado en la incongruencia, sorprende y desde luego, hace reír a fuerza de lo absurdo que resulta", Fernando Méndez-Leite Von Haffe.

Bremaneur dijo...

El dúo Mihura y Laiglesia fue extraordinario. A este último me une algo muy especial. Fue uno de los cabos, quizá el primero, que me ató a mercadillos y librerías de viejo. Uno de tantos olvidados. Luchó en Rusia con la División Azul, escribió algunas crónicas berlinesas dignas de consideración y publicó decenas de novelas de un humor absurdo y admirable. Irregulares, sí, pero que todavía hoy pueden leerse con algún provecho. Mis favoritas: Todos los ombligos son redondos y Los que se fueron a la porra.

Maite García/Luis E. Parés dijo...

Confieso, dear Brema, que nunca he leído a Laiglesia, y que sus libros (fáciles de encontrar en Encantes y otros rastro los quitaba rápidamente de mi vista mientras buscaba otros títulos. Pero la situación cambiará apartir de ahora... por cierto... ¿hizo cine, como sus compañeros de genración Neville, López Rubio and company?

En este momento estoy deseando leer a Tono. Nunca he leído nada de él, pero tiene unas obras de teatro con nombres con resonancias cinematográficas (Rebeco, Los mejores años de nuestra tía, ¿Qué bollo es vivir!) a las que estoy deseando hincarle el diente.